¿HASTA DÓNDE PODEMOS EXIGIR A NUESTROS HIJOS QUE ESTUDIEN MÚSICA?
¿Hay una respuesta? ¿Habría una indicación general? Hace poco me solicitaban opinión sobre este tema y no veo cómo poder responder sin conocer personalmente cada caso...
...Pero os dejo algunas preguntas para que podáis evaluar vuestras propias situaciones:
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¿Por qué les apuntasteis a música? Si la respuesta es “porque yo siempre quise tocar el piano”, quizá quien se deba matricular seas tú mismo/a, además de darle la oportunidad a tus hijos de disfrutar contigo de ese mismo proceso de aprendizaje.
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¿Ha podido elegir él o ella el instrumento? Es muy importante sentirse unido al instrumento. Aunque sea un objeto, finalmente se forma un vínculo, en algunos casos de cariño pero en otros, de rechazo.
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¿Sale contento de clase? Preguntarles qué tal ha ido la clase, si ha podido mostrar lo que había estudiado, si conoce a otros compañeros, es establecer una conversación donde quizá aparezcan las claves para poder saber si todo va bien o qué es lo que no está yendo como debería.
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¿Participáis activamente de su aprendizaje? Escuchar con frecuencia lo que está estudiando (sin criticar ni aplaudir banalmente), preguntarle qué es lo que más le cuesta o la parte que más disfruta, ir a algún concierto de su mismo instrumento es interactuar al nivel en el que se encuentre académicamente, sin necesidad de que tengáis que saber música vosotros también.
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¿Les comparáis con otros compañeros o con sus hermanos? Cada uno tiene su tiempo de desarrollo y su propia manera de hacer las cosas.
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¿Tiene tiempo y energía para estudiar en casa? A veces los horarios son muy intensos y seguir estudiando a las 8 de la tarde es pedirle a veces demasiado al cerebro y al cuerpo.
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¿Le exiges que estudie o le acompañas en el estudio? Para los más pequeños y los que no lo son tanto, cuando empiezan a negarse a cualquiera de nuestras propuestas, es más fácil acompañarles a hacer algo que darles una orden directa. “Te he dejado el violín ya afinado, por si te apetecía tocar un rato mientras preparo la cena”
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¿Cada vez que tiene que ir a clase o estudiar, ¿es una lucha?
Disciplina práctica, no imposición
Estas son solo algunas ideas para que podáis observar la situación. Lo normal es que disfruten tocando y a la vez que les dé pereza ponerse a ello, porque requiere mucho más esfuerzo que muchas otras actividades.
La disciplina es muy necesaria. Un músico, para serlo, necesita disciplina, pero una disciplina práctica, seria, no una lucha ni una imposición rígida que no lleve a ninguna parte. Desde luego que os animo a “obligarles” un poco, a seguir con las clases y el estudio en casa, pero cuando se convierte en una lucha, algo está fallando. Puede ser el método, puede ser la relación con el profesor o los compañeros, puede ser agotamiento, o que realmente no quieren estudiar música o no en ese formato.
Si obligamos simplemente para que tengan un título...quizá obtengan el papel, pero no vuelvan a coger el violín cuando acaben. ¿Qué valoramos más? Eso ya es decisión de cada familia.
Creo que el mejor consejo que os puedo dar es que les acompañéis, en el sentido más amplio de la palabra, ya que no es una asignatura cualquiera, es un aprendizaje muy exigente. Requiere tiempo, concentración, destreza y esfuerzo por vuestra parte, que no debe limitarse a llevarle y traerle, pues con algo más de implicación, lo normal es que ellos también se impliquen.
¿Acaso puede haber algo mejor que crecer con ellos?